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es una composición literaria sencilla y breve, en verso o
prosa, con personajes que generalmente son animales o seres inanimados. Estas
composiciones literarias pueden ir enmarcadas en la didáctica, ya que buscan
enseñar verdades morales que se resume en la moraleja, al final del relato.
Las fábulas tienen doble intención. Por una parte, nos
entretienen y deleitan; por otra, pretenden dejarnos una lección,
preferentemente moral, que contribuye a nuestro crecimiento espiritual.
El Maestro y el Discípulo
¡Auxilio, auxilio! —gritaba un niño que se debatía en las
aguas de un río.
Era uno de los estudiantes que, con su maestro,
realizaban un paseo por la orilla de un torrente.
El maestro tomó un salvavidas y se dirigió al lugar de
donde provenían los gritos, comprobando que uno de sus discípulos estaba a
punto de perecer.
— ¿Qué te ocurre? —preguntó el maestro, al mismo tiempo
que, con cuidado, le arrojó el salvavidas.
—Creí que sabía nadar y arrojé los flotadores —contestó
el muchacho, aferrándose al salvavidas.
—Vuelve a tomar lecciones de quien te enseñaba y no
despidas a los maestros mientras no estés seguro de tu aprendizaje.
MORALEJA
Más
enseñan buenas acciones, que excelentes sermones
En un hermoso prado, un toro y tres cabras jugaban muy
contentos y se hicieron buenos amigos.
A lo lejos, eran observados por un perro vagabundo, que
no alcanzaba a comprender y pensó:
—Qué hace ese robusto y enorme toro, viviendo con esas
cabras, tan flacas y feas como un esternón.
Un día, que el toro se encontraba solo, el perro le hizo
conocer lo que pensaba y le dijo:
—Tú, tan fuerte, al lado de esas flacas cabras, creerán
los demás que tú eres débil.
Reflexionando el toro, se alejó de sus amigas. Pasando
largo tiempo en soledad, dijo para sí:
—Si yo con ellas tanto me divertía, ¿por qué hice caso a
un sucio y envidioso perro, a quien no conocía?
Así pudo reencontrarse con sus amigas. Al disculparse,
les prometió una eterna amistad.
MORALEJA
A la amistad la aleja,
Quien con envidia aconseja.
MORALEJA
A la amistad la aleja,
Quien con envidia aconseja.
El Asno, el Perro y el Lobo
Caminaban penosamente bajo el Sol, un asno con su carga y
el amo seguido del perro.
Llegados a la pradera, el amo cansado se echó a dormir;
el burro, entonces, se puso a pacer libremente y solo el perro quedó en peor
estado que cuando andaba.
—Compañero, amigo —le dijo al asno— ¿por qué no me haces
un espacio para tomar algo de la cesta? El burro respondió, —¿por qué no te
esperas un poquito a que despierte el amo y él te sirva la merienda?
De repente, varió la situación por completo, pues un
lobo, que acechaba al grupo, se arrojó sobre el cuello del asno.
—¡Socórreme, compañero —gritaba el burro en su agonía—,
pero el perro, contemplando la escena desde una altura, repuso: —¿por qué no te
esperas un poquito a que despierte el amo y te socorra?
Si no das oportuna ayuda,
no esperes que ésta a ti acuda.
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