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Había una vez una niña llamada Lucía a la que le gustaba mucho fantasear y ser creativa. Lucía era muy amada por sus padres a quienes ella cada noche les contaba cada sueño y fantasía que pasaba por su mente niña, sus padres la escuchaban con amor y la impulsaban a seguir soñando.

El gran sueño de Lucía, aparte de ser una gran dibujante, era estar en un escenario frente a un numeroso público cantando y bailando sus propias canciones inventadas e imaginaba que el público la amaba y le lanzaba rosas.

Un día Lucía vio pasar una estrella fugaz y quiso ver una muy cerca, lo deseó con tanta gana que al otro día mientras oraba a Dios del cielo la estrella entró muy lentamente a su habitación que inmediatamente se llenó de un gran resplandor.
Lucía sintió miedo y se escondió bajo la cama teniendo que salir luego porque escuchó a la estrella llorar.
Lucia intentó tocarla pero ella le habló diciendo: ­- ¡No lo hagas porque te quemarás!
-          Caí en tu mundo humano, creo que lo deseaste con tantas fuerzas que aquí estoy.
-          ¿Qué necesitas de mí?
-          ¿Tú eres una estrella fugaz? -  Dijo Lucía.
-          Sí. Cumplo tus deseos a partir de este momento – Agregó la estrella – A cambio de tus deseos yo te pido ayudarme a regresar a mi mundo.
-          Acepto – Respondió Lucía – Quiero ser cantante y me quiero llamar “La Estrella de mil canciones”.

Lucía empieza a triunfar y a viajar por diferentes países del mundo, pero la estrella de sus deseos estaba muy triste y extrañaba a su familia.

Un día en que Lucía ya era muy famosa y muy adinerada, la estrellita le contó de su tristeza. Lucía muy avergonzada por pensar solamente en ella y en su fama, le dijo que podía regresar a su casa y le pidió perdón por no pensar nada más que en su éxito.

Estrellita regresó a su mundo y Lucía muy triste por perder a su amiga, quiso regresar a casa con su familia a la que hacía mucho tiempo no veía.

A la hora de acostarse, Lucía pronunció sus oraciones y un viento fuerte abrió su ventana, era Estrellita quien desde su casa arriba en el cielo la saludaba y le agradecía por permitirle regresar. Luego Estrellita desapareció en el firmamento.

En ese momento Lucía entendió que para cumplir los sueños y crear fantasías, sólo debemos desearlo inmensamente e ir tras ellos a pesar de las dificultades, porque la vida es muy dura y sólo soñando se puede decir que vale la pena vivir y cualquier estrella sea o no sea fugaz, nos ayudará a cumplir nuestros sueños.




 



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